En 1884, durante el IV Congreso de la América Federation of Labor, celebrado en Chicago, se propuso conseguir la reducción de la jornada laboral. Dos años después, en 1889, el presidente de los Estados Unidos promulgó la Ley Ingersoll que estableció las ocho horas de trabajo diarias. Por el incumplimiento de esta norma las organizaciones laborales y sindicales se movilizaron y organizaron huelgas desde el 1º de mayo.
El 3º de mayo, dos trabajadores fueron asesinados por la policía debido a que estaban bloqueando la entrada a una fábrica. Al día siguiente, se organizó una marcha en Haymarket para protestar por lo ocurrido. Esto de conoce como la "Gran Tragedia de Haymarket". Allí se presentaron muchos policías para dispersar a los obreros, en ese momento, una mano anónima lanzó una bomba, causando la muerte de uno de ellos y despues de unos días mueren seis más.
Por los sucedido, el gobierno ordenó la detención de varios obreros y políticos. Entre ellos, ocho anarquistas fueron considerados culpables, cuatro fueron ejecutados, uno se suicidó y otros fueron sentenciados a prisión perpetua.
El juicio de Haymarket ha sido considerado una de las peores injusticias de la historia norteamericana, ya que el análisis de la evidencia nunca probó que la bomba había sido arrojada por algún protestante.
En 1889 la Segunda Internacional aprobó el "Día internacional de los Trabajadores". Inmediatamente fue aprobado por todo el mundo.
Se celebra el Día Internacional de los Trabajadores en todo el mundo, en homenaje a todos los hombres y mujeres que cumplen una escencial norma de vida, con anónimo esfuerzo, en las distintas actividades, logrando con su labor cotidiana, fortalecer el espíritu, forjar el carácter y sentirse digno ante la familia y la sociedad en la que viven.